El entretenimiento tras la Revolución: los jardines de Tivoli

Recuerdos de Tivoli, 1795-1799

Esta entrada daba acceso a los jardines de Tivoli. El lugar ya estaba de moda antes del inicio de la Revolución francesa: los parisinos acaudalados pasaban las horas caminando entre plantas exóticas. Era lo mismo que ir a un parque de atracciones, ¡pero en el Jardin des Plantes! Anteriormente el lugar se conocía como la "Folie-Boutin", pero luego cambió el nombre a "jardines de Tivoli" en honor a una ciudad italiana célebre por sus parques y estanques. El propietario de los jardines de Tivoli fue ejecutado en 1794 por tratar de emigrar. Los jardines se cerraron y no abrieron de nuevo hasta 1795, causando gran éxito entre la nueva burguesía. Estos ricachones podían permitirse derrochar aquí su dinero con tranquilidad y olvidarse de aquellas teorías de igualdad que proponía la Revolución francesa.

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Unos jardines poco democráticos

Los restaurantes, las salas privadas de reunión y los jardines cerrados al público se convirtieron lugares de predilección en el París del Directorio (1795-1799). Por allí también pululaban los "Moscadinos", los hijos de la burguesía que se habían negado a combatir por la República. También eran lugares muy frecuentados por los "Increíbles" y las "Maravillosas", mujeres acaudaladas que mostraban sin tapujos su descontento con la Revolución francesa. Para atraer a la clientela, los propietarios de los jardines competían entre sí por quién ofrecía el espectáculo más extravagante: había fuegos artificiales, conciertos, fiestas y hasta globos aerostáticos. Puede que la Revolución francesa acabara con las desigualdades, ¡pero no con aquellas entre los más ricos!

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