La Fête de la Fédération

Juramento federativo del 14 de julio de 1790

Y el monumento a la Revolución es... ninguno (Jules Michelet). A pesar de que hoy ya no queda nada, cientos de miles de espectadores esparcidos entre el Sena y la Escuela Militar asistieron un lluvioso 14 de julio de 1790 a un enorme desfile de 100.000 milicianos. Entre ellos, voluntarios y guardias nacionales venidos de toda Francia para a la Revolución. En presencia del rey y de varios diputados, estos soldados prestaron juramento "a la nación, al rey y a la ley". Exactamente un año después de la Toma de la Bastilla, los revolucionarios celebraron la unión del pueblo francés con una monarquía constitucional. En realidad, la Revolución todavía no había terminado.

Para saber más…

El mayor monumento de la Revolución francesa: el Gran Circo Nacional

Para dar cabida a los asistentes a la Fête de la Fédération se construyó una inmensa estructura en forma de circo romano para albergar a unas 100.000 personas (más que el actual Stade de France). Fue una obra de tal calibre con plazos tan cortos que tuvo que solicitarse la participación de los habitantes de París. En la famosa "journée des Brouettes" (jornada de las carretillas) los parisinos trabajaron a destajo para levantar enormes montículos de tierra que perdurarían hasta el Segundo Imperio (1852-1870).

Un altar para la Revolución

En el centro del Circo Nacional se dispuso un "Altar de la Patria" que atrajo las miradas de todos los asistentes. Sobre él, Charles Maurice de Talleyrand (entonces Obispo de Autun) celebró una gran misa. También juró lealtad aquí Lafayette (comandante jefe de la Guardia Nacional) a la "nación, al rey y a la ley". Este compromiso tuvo a la vez un carácter político y espiritual. A pesar de que hubo “Altares de la Patria” por todas partes (desde 1792 cada comuna debía contar con uno), no se han conservado hasta nuestros días debido a que estaban hechos de madera.

El Champ-de-Mars: ¿todos unidos?

Juramento federativo del 14 de julio de 1790

El 14 de julio de 1790, los invitados a la Fête de la Fédération juraron lealtad a la "nación, al rey y a la ley" (en aquella época, prestar juramento significaba comprometerse muy a fondo). Es conveniente no dejarse engañar por las imágenes de unidad que trataron de representar. ¿Todos unidos? No exactamente, no pidieron opinión ni a mujeres, ni a esclavos, ni a pobres. Detrás de esta cortina de unanimidad, en realidad los franceses se encontraban muy separados. Ni siquiera el rey, que presenciaba el acontecimiento desde la tribuna, cumpliría su promesa de lealtad. Traicionó al pueblo un año más tarde cuando trató de huir.

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