Un lugar conmemorativo

Si observamos hoy con atención podremos hallar aún vestigios revolucionarios de la Bastilla. Por ejemplo, esta placa con el plano de la Bastilla situada en la fachada del Café Français. Fue instalada el 14 de julio de 1880, el mismo día que se decretó oficialmente la fecha como la fiesta nacional francesa. Posteriormente, otro grupo de estudiantes colocó otra placa en homenaje a los insurgentes de 1789. Fue en esta época cuando se dibujó sobre el asfalto el perímetro de la antigua fortaleza. La pared contiene la marca de una bala de cañón y el siguiente rótulo: "recuerdo del 14 de julio de 1789". Evidentemente, esta marca es posterior a la época a la que dice pertenecer, ya que la fachada del edificio data de 1871. Pese a que esta cicatriz no fuera realizada durante el periodo revolucionario, al menos permite recordarnos lo acontecido años atrás.

Para saber más…

¿Quiénes fueron los "vencedores" de la Bastilla?

Tras la Toma de la Bastilla, muchas personas presumieron de valentía. Hubo quienes aseguraron haber participado en la destrucción de la fortaleza o haber sido los primeros en alcanzar la cima de las torres. Lo cierto es que los revolucionarios que sí estuvieron presentes el 14 de julio de 1789 se convirtieron en héroes y mártires. También se celebraron grandes misas solemnes en homenaje a los caídos en combate. Los supervivientes del asalto recibieron infinitas adulaciones, sus vidas cambiaron radicalmente y pasaron a ser de pronto personajes célebres gracias a la Revolución francesa. Fue el caso de Pierre-Augustin Hulin, del marqués de Saint-Huruge, o de Stanislas Maillard. Un año después de la Toma de la Bastilla se celebró la gran Fête de la Fédération en la que la Asamblea Nacional homenajeó oficialmente a los revolucionarios. No obstante, procuraron dejar bien claro que “¡la Revolución había terminado y el pueblo debía volver a sus casas!” Los reconocimientos oficiales se fueron dejando poco a poco de lado. Los "vencedores de la Bastilla" reconocidos oficialmente obtuvieron una medalla, un diploma, una insignia, un sable y pasaron a ser una especie de ciudadanos de primera clase. Tuvo que crearse una comisión específica para comprobar los nombres de los premiados y asegurarse de que ningún impostor se hiciera pasar por un líder de la Revolución francesa. Curiosamente, ninguna mujer figura en las listas como participante, pese a que contribuyeron activamente en los combates, como es el caso de Catherine Pochetat.

Dos parisinos olvidados tras el asalto a la Bastilla: Catherine Pochetat y Stanislas Maillard

Retrato de Stanislas Marie Maillard (1763-1794), revolucionario

La historia no ha recordado sus nombres, pero ambos participaron en el asalto a la Bastilla. Aquel 14 de julio de 1789 muchas mujeres también tomaron las armas, como la lavandera Catherine Pochetat. Esta dama sirvió después en el batallón de Saint-Denis como cañonera. Siempre presumió de haber capturado por sí misma a un oficial prusiano durante la guerra. Resultó herida en la batalla de Jemappes y posteriormente en la de Aquisgrán, en 1792. Fue ascendida a subteniente y estuvo al frente de una compañía de la Legión de las Ardenas en Liège.

Por su parte, Stanislas Maillard (apodado "Tape-dur" o "el severo") tuvo la suerte de haber nacido varón. Fue rápidamente calificado de héroe y utilizó su popularidad de manera muy astuta. Además de ser uno de los líderes de la marcha de las mujeres a Versalles, se autoproclamó "capitán de los vencedores de la Bastilla" y llegó a ser oficial de la Guardia Nacional de París. Acabó falleciendo en el olvido, al igual que ocurría con los sans-culottes de clase baja.

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