La calle Meslay y los revolucionarios del mundo entero
Antes de desatarse la Revolución francesa, Luis XVI pensó que sería buena idea dar cobijo en Francia a los revolucionarios exiliados de otros países. Por consiguiente, París acogió la diáspora de patriotas holandeses, ginebrinos, polacos, italianos y belgas. Aquellos exiliados que vivían en Francia no se quedaron de brazos cruzados cuando estalló de la Revolución en 1789. Muchos de ellos participaron en la Toma de la Bastilla y el célebre político Mirabeau contó con la ayuda de ¡varios consejeros holandeses! París se convirtió entonces en el lugar donde la flor y nata revolucionaria quiso imaginar una revolución universal. La capital francesa atrajo a todo aquel que soñara con la libertad en el mundo.
Localización
ItinerarioCalle Meslay nº33
Sugerencia
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Julien Raimond, líder de los hombres de color libres
Julien Raimond residió en este lugar. ¿No le dice nada su nombre? Sepa que durante la Revolución francesa fue uno de máximos representantes de los "hombres de color libres" de las colonias y Francia metropolitana (hombres y mujeres que no eran blancos, pero tampoco esclavos). A pesar de que gozaban de libertad, seguían siendo objeto de la discriminación por su color de piel. Julien Raimond (dueño de una plantación de indigofera en Saint-Domingue) luchó durante la década de 1780 por acabar con los prejuicios que sufría la gente de color y lograr la misma consideración que blancos. Supo ver una buena oportunidad para lograrlo durante la Revolución francesa. En 1789 se unió a la Sociedad de los colonos americanos junto a Vincent Ogé. Gracias a su perseverancia, consiguió en 1792 (dos años antes de la abolición de la esclavitud) que se reconociera la igualdad de derechos a las personas de color.
Mary Wollstonecraft y los derechos de las mujeres
Al hablar de los derechos de la mujer durante la Revolución es imposible no mencionar a Olympe de Gouges y la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana de 1791. Sin embargo, hubo otra mujer que desempeñó un papel aún más importante en la lucha por la igualdad de género: la inglesa Mary Wollstonecraft, quien vivió dos años de la Revolución en la rue Meslée (hoy rue Meslay). Esta mujer vivió fascinada por la Revolución francesa, pero se vio demasiado radical para Inglaterra y se instaló en París entre 1792 y 1794. Entró en contacto con patriotas británicos exiliados y Girondinos (republicanos moderados). Destacó por escribir la Defensa de los derechos de la mujer (1792), un ensayo que abogaba por la igualdad de derechos en materia de educación.