Que la ciencia sea útil para todos
Durante la Revolución francesa, la educación se consideró una herramienta para lograr la liberación y se creía firmemente que la educación era capaz de transformar la realidad. En 1794, el abad Grégoire fundó el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios para lugar para recopilar y mejorar los últimos instrumentos, máquinas y utensilios de la época. También se pretendía agilizar la industria francesa y poner los conocimientos técnicos a disposición del pueblo. En el año 1798, el Conservatorio Nacional de Oficios se instaló en el antiguo priorato de Saint-Martin-des-Champs.
Localización
ItinerarioMuseo de Artes y Oficios, calle de Réaumur nº60
Sugerencia
El barrio del Temple
El Hôtel Bourrienne y la "Maravillosa Madame Hamelin"
Para saber más…
Una enseñanza eminentemente práctica
El Conservatorio Nacional de Artes y Oficios ¡era el lugar con el que soñaron los Ilustrados! Sus puertas estaban abiertas a obreros o artesanos corrientes interesados en aprender el funcionamiento de las máquinas más recientes. El Conservatorio fue un lugar para estudiar y aprender las virtudes de la ciencia. Además de un taller de mecánica, un departamento para ilustradores y una biblioteca, se abrieron en 1802 unas galerías donde los expositores explicaban a las visitas el funcionamiento de las máquinas. El diputado Charles-Jean-Marie Alquier expresó lo siguiente en este sentido: "los obreros son bienvenidos al Conservatorio sin que teman ser saturados con descripciones científicas abstractas. No necesitan charlas, sino aprender cómo se hace. La mejor manera de aprender es ver el funcionamiento de una máquina".
Muchos científicos famosos como Nicolas-Jacques Conté, Alexandre-Théophile Vandermonde o Joseph Montgolfier explicaron las máquinas disponibles en la colección, las mejoras posibles y las herramientas necesarias para construirlas o mantenerlas en buen estado.
Nicolas-Jacques Conté: gran sabio y profesor durante la Revolución
Su nombre le recordará a una famosa marca de pinturas. Antes de ser inventor, Nicolas-Jacques Conté fue un erudito muy involucrado en la Revolución francesa. Al igual que otras grandes mentes, impulsó el desarrollo de aerostatos para que fueran utilizados en las guerras contra las potencias extranjeras deseosas de interrumpir la Revolución francesa. En 1794, fue aceptado en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios junto al matemático Vandermonde y al físico Montgolfier. Fue entonces cuando inventó sus famosas pinturas. Posteriormente, acompañó a Bonaparte en calidad de erudito a su expedición en Egipto, con la esperanza de poder instruir al pueblo egipcio en las prácticas europeas.