Impuestos injustos
¿Quién diría que este edificio es de finales del siglo XVIII? Esta rotonda componía el pabellón central de una gran estructura hoy ya desaparecida. Estaba formada por la barrera de Saint-Martin (en la actual rue de Flandre) y la barrera de Pantin (al comienzo de la Avenue Jean-Jaurès). Ambas barreras estaban unidas a la rotonda por grandes vallas. Al igual que las otras 52 barreras construidas desde 1785, servían para cobrar impuestos a los mercaderes que llegaban a París.
Localización
ItinerarioRotonde de Ledoux, plaza de la bataille de Stalingrad
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La arquitectura futurista de Ledoux para las barreras arancelarias: ¿un error político?
Fueron diseñadas por el famoso arquitecto Claude-Nicolas Ledoux, aunque la mayoría de ellas no tenían buena fama. Eran demasiado lujosas y contrastaban con las humildes casas de los arrabales que se caían a pedazos. La rotonda de la Villete fue repudiada por el barrio como si se tratara de un intruso allanando el domicilio. Ésta había sido construida al gusto de la burguesía ilustrada y no conforme a las necesidades del pueblo parisino. Cabe añadir que este tipo de sitios dedicados al cobro de impuestos se volvieron rápidamente símbolos de la desigualdad y del distanciamiento entre el pueblo y el poder. El desprecio por estas estructuras y muros llegó a tal punto que los parisinos creían vivir encerrados.
¡Fuera esas barreras!
La barrera arancelaria de la Villette fue asaltada (como todas las demás) antes de la Toma de la Bastilla (14 de julio de 1789). La rebelión no se produjo por negarse a pagar impuestos, sino porque estas tasas aumentaban cruelmente el precio de productos cotidianos como el pan o el vino cuando a duras penas podían alimentarse correctamente. Posteriormente, los revolucionarios conservaron dos años las barreras arancelarias (hasta el 1 de mayo de 1791) e incluso fueron custodiadas por escuadrones especiales de "chasseurs" (cazadores). Durante este periodo tampoco perdieron su mala reputación. El 1 de mayo de 1791 se suprimieron definitivamente todos los puestos de cobro de impuestos y se permitió la entrada libre a París. Las barreras, que ya no servían para nada, fueron poco a poco desapareciendo.