Una matanza en el convento

En París, los clérigos que se opusieron a la Revolución pagaron muy cara su postura, sobre todo durante las llamadas "masacres de septiembre" de 1792. A principios de mes, el miedo se había propagado entre la población parisina, pues las tropas prusianas y austriacas avanzaban con paso firme hacia la capital. Había una preocupación general por el Manifiesto de Brunswick, una amenaza del Comandante en Jefe del ejército austriaco que prometía arrasar la capital si los franceses no restituían al rey Luis XVI en su trono. El 2 de septiembre llegó la noticia de la capitulación de Verdún y cundió el pánico entre los sans-culottes. Los sacerdotes que se negaron a jurar la Constitución (apodados "refractarios") murieron en la Prison de l'Abbaye o ejecutados tras recibir condena en jucios sumarios. En el antiguo convento de los Carmelitas transformado en prisión, más de un centenar de clérigos fueron asesinados. La misma escena se repitió en la Prison de la Force y en la Conciergerie, lo que hizo lamentar más de un millar de víctimas. Estos acontecimientos pasaron a la historia como las "masacres de septiembre".

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El recuerdo de la violencia revolucionaria

Hoy en día el convento de los Carmelitas forma parte del Instituto Católico de París. El lugar todavía recuerda las masacres de septiembre de 1792. Casi de inmediato, la Iglesia católica rindió homenaje a todas las víctimas de la "auténtica fe". Los restos mortales de los llamados "bienaventurados mártires de septiembre de 1792" fueron depositados en la cripta tras hallarse en una búsqueda a del siglo XIX. Desde entonces descansan en la "Chapelle des Martyrs" (Capilla de los Mártires). Existe un epitafio que honra el sacrificio de estos sacerdotes que se negaron a jurar la Constitución: "prefirieron ser víctimas de una matanza antes que traicionar la Palabra de Dios".

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