El Instituto Nacional para Jóvenes Sordos
Este lugar fue el origen de un gran principio revolucionario sobre la discapacidad: tenerla no es ni un castigo ni una desgracia y nadie es perfecto. La educación, la atención y la ciencia pueden ayudar a las personas con discapacidad a progresar y vencer la exclusión social. El padre Charles-Michel de l'Épée (conocido en francés como "l’abbé de l’Épée") creo poco antes de morir en París una lengua de signos justo al inicio de la Revolución. Dos años más tarde, en 1791, se fundó el Instituto Nacional para Sordomudos y el Instituto Nacional para Jóvenes Ciegos en el convento de los Celestinos. En 1794 se trasladaron progresivamente al edificio que ocupan en la actualidad.
Localización
ItinerarioCalle Saint-Jacques nº254
Sugerencia
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Víctor de Aveyron: el niño salvaje
En el Instituto Nacional para Jóvenes Sordos se experimentó con varias estrategias educativas que buscaban demostrar que la Revolución francesa y la nueva República podían crear un hombre nuevo. En el año 1800, el padre Sicard acobió a un niño llamado Víctor en el Instituto Nacional para Jóvenes Sordos. Aquel niño acababa de ser capturado en la región francesa de Aveyron y era... diferente a los demás. Se le empezó a conocer como "el niño salvaje". Al parecer, había crecido solo en el bosque durante varios años. El niño se volvió todo un experimento viviente para los científicos del Instituto. Todas las pruebas que se le realizaron perseguían un mismo objetivo: averiguar si el hombre "salvaje" puede ser como los demás gracias a la educación.