"A los grandes hombres la patria agradecida"
Año 1790: la Revolución francesa necesitaba algún elemento carismático que pudiera unir al pueblo. En la Edad Media este papel lo desempeñaban los caballeros y los santos. En el Antiguo Régimen se veneraba a las personas de renombre, a menudo príncipes o nobles, que muy poco tenían que ver con el pueblo. Se decidió que se veneraría a los nuevos Hombres Ilustres: gente ordinaria que se abrió camino gracias a su valentía y virtudes. La Revolución francesa decidió que esta condición no se obtenía ni por nacimiento ni por elección divina como antes, sino gracias a las capacidades y a las grandes acciones de cada uno. Si en Inglaterra se honraba a los héroes nacionales en la Catedral de Westminster, los revolucionarios se inspiraron en la Antigua Roma y necesitaron su propio Panteón.
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¿Qué hacer con Santa Genoveva, la patrona de París?
Antes de convertirse en el Panteón, la iglesia estaba dedicada a la adoración de Sainte Geneviève (Santa Genoveva), la patrona de París. Transformar la iglesia en lugar de culto de la Revolución y posteriormente de la República obligaba a deshacerse de toda la ornamentación religiosa. Sin embargo, el alcalde de la ciudad (Jean Sylvain Bailly) sabía que muchos parisinos estaban todavía muy unidos a la patrona religiosa. En 1792 las reliquias se trasladaron a la iglesia contigua de Saint-Étienne-du-Mont y permitieron a muchos fieles acudir en peregrinaje. En otoño de 1793 el relicario fue destruido y quemado públicamente en la Place de Grève. En 1806, al término de la Revolución francesa, el Panteón volvió a ser una iglesia y pudo continuarse con la adoración a Santa Genoveva. El mural bajo la cúpula es la Apoteosis de Santa Genoveva, prueba fehaciente de que se toleró posteriormente el culto católico. Durante el siglo XIX la iglesia cambiaría hasta tres veces de función. Las pinturas murales de Puvis de Chavannes (en las que se representa la vida de Santa Genoveva) se realizaron cuando el Panteón se transformó en la necrópolis de los Hombres Ilustres de la República.
Un templo sagrado para la República
El aspecto interior del monumento ya no se parece mucho al que tenía en siglo XVIII. Aunque si levantamos la mirada al acceder a la nave central, podremos ver un triángulo del que salen unos rayos de luz. En tiempos de la Revolución francesa éste era un símbolo para representar al "Ser Supremo", una especie de dios universal. Aunque no era una iglesia, el Panteón era considerado un lugar sagrado por el hecho de albergar los restos de los Hombres Ilustres de la República. Varias aves contornean dicho triángulo, entre las que podemos distinguir un gallo. Ésta no es una referencia al símbolo típico de Francia, sino a una cualidad muy importante en tiempos de revolución: ¡el estado de alerta!
Mirabeau y Marat: dos héroes expulsados
Honoré-Gabriel Riqueti, conde de Mirabeau (1749-1791), fue un personaje muy conocido al estallar la Revolución en 1789. Sus restos mortales fueron los primeros en descansar dentro del Panteón (1791). También fue el primero que lo abandonó, tres años más tarde, ya que se descubrió que desde 1789 estaba en contacto con el rey Luis XVI a espaldas de la Revolución francesa.
El político y periodista Jean-Paul Marat corrió el mismo destino y duró menos de un año dentro del Panteón. Fue asesinado en julio 1793, sus restos fueron depositados en el Panteón nada más fallecer y fueron retirados en febrero de 1795 por haber sido alguien extremadamente radical. Los restos mortales del político no se tiraron a las alcantarillas, como les gustaba decir a sus enemigos, sino que fueron sepultados en una fosa común.
Un ornamento desaparecido: la Declaración de los Derechos del Hombre
Estos fragmentos son todo lo que queda de una gran alegoría que representaba la Declaración de los Derechos del Hombre (1793). Durante la Revolución francesa estaba en la entrada del Panteón, junto a otros bajorrelieves. Los visitantes eran saludados al entrar por una gran estatua hercúlea que representaba al pueblo. El mensaje transmitido era alto y claro: ¡los Hombres Ilustres de la Revolución lucharon por los derechos universales! Esta decoración desapareció durante el periodo de la Restauración a partir de 1815.
Voltaire y Rousseau: enemigos inseparables al morir
Aunque tenían ideas opuestas, ambos filósofos fueron condenados a descansar juntos toda la eternidad. Voltaire fue un reconocido defensor de la tolerancia y un activista en contra de los abusos. Falleció en 1778, aunque sus restos mortales no fueron depositados en el Panteón hasta 1791. Los restos de Rousseau (también fallecido en 1778 y dueño también de un célebre gusto por la igualdad) fueron depositados en el Panteón en 1794. A los revolucionarios se les acusaba a menudo de hacer tabula rasa del pasado, por lo que se buscaron sus propias raíces de pensamiento. Buscaron su origen en el movimiento Ilustrado, iniciado durante la segunda mitad del siglo XVII. Si Voltaire y Rosseau vivieran, se habrían quedado atónitos (o peor: muy disgustados) si hubieran visto la historia los recordaría como los padres fundadores de una revolución.
Celebrar los valores de la República
Debajo del peristilo de entrada se aprecian dos elementos que datan del periodo revolucionario. Sobre la puerta izquierda y en honor al sacrificio por la patria: el bajorrelieve "Le Dévouement patriotique". Sobre la puerta derecha y en honor a la educación pública, otro bajorrelieve: "l’Instruction publique". Ambos fueron encargados para remplazar ornamentos religiosos. "Le Dévouement patriotique" fue obra del escultor Antoine-Denis Chaudet y representa a un soldado muriendo en brazos de un "Genio de la Gloria". Se buscó representar lo siguiente: ¡los Hombres Ilustres no dudan en tomar las armas y dar su vida por defender a la patria! El segundo bajorrelieve, "l’Instruction publique", fue esculpido entre 1792 y 1793 por Jacques-Philippe Le Sueur. Éste sugería que la tarea de educar al pueblo francés era responsabilidad de la República y no de la Iglesia: la educación no debía ser un regalo exclusivo para unos pocos privilegiados, sino un bien accesible a todos.
Un lugar para conmemorar la República
¿Cómo puede ser que haya referencias al reino del Terror dentro del Panteón? Resulta cuanto menos curioso toparse aquí con esta impresionante escultura en honor a la Convención Nacional. Sobre todo, porque antaño esta era la antigua iglesia de Sainte-Geneviève. El susodicho monumento es conocido como la “Convención Nacional” (1792-1795). Si hablásemos de ésta, que fue la primera asamblea que se celebró en la Primera República francesa, las palabras que más sonarían serían sin duda "represión" y "guillotina". Pese a todo, no pareció importar mucho cuando a principios del siglo XX se encargó la escultura a François-Léon Sicard. Los republicanos de la época quisieron recordar que, al menos, la Convención Nacional había servido para dar un paso hacia una república democrática y social.
¿No hubo Hombres Ilustres en las colonias?
Sí que los hubo, pero sus reconocimientos llegaron tarde. Hubo que esperar hasta 1989 para que la República francesa rindiera homenaje a los revolucionarios que provenían de las colonias: Toussaint Louverture y Louis Delgrès. Ambos contribuyeron a la abolición de la esclavitud y la trata de negros, aprobada el 4 de febrero de 1794. Ambos personajes tenían pasados muy diferentes entre sí. Toussaint Louverture fue un acaudalado propietario de una plantación... y dueño de esclavos (aunque más adelante se volvió abolicionista y republicano). Está considerado como uno de los padres de la independencia de Saint-Domingue (posteriormente Haití) en 1804. Por su parte, Louis Delgrès se declaró abolicionista y republicano a una edad más temprana. Ambos fallecieron en un tiempo en el que Bonaparte trataba de restablecer la esclavitud que habían abolido. Louverture fue encarcelado en Francia y murió en 1803. Delgrès falleció en 1802 mientras combatía contra las tropas francesas.
¿Existieron grandes mujeres revolucionarias?
En 1989 (con motivo del bicentenario de la Revolución francesa) se depositaron en el Panteón los restos de tres "Hombres Ilustres": Gaspard Monge, Nicolas de Condorcet y el abad Grégoire. Cualquiera podría asegurar que ¡no hubo ninguna mujer revolucionaria! Algunas personas todavía sueñan hoy con ver a Olympe de Gouges, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, descansar dentro del Panteón. Estas personas parecen olvidar que murió sin retirar su apoyo a la monarquía, una postura algo delicada de mantener si pretendes ingresar en el llamado “templo de la República”. No obstante, sí que hubo otras mujeres que podrían haber recibido este honor, como Pauline Léon, Claire Lacombe (ambas republicanas revolucionarias que defendieron la igualdad y los derechos de la mujer) o Madame Roland (la segunda política más influyente de la época después de María Antonieta).