Revolucionarios de todos los países

Retrato del Señor Capellen de Pol

A pesar de que hoy ya no existe, aquellos que necesitaron refugiarse en Francia por sus opiniones políticas pudieron encontrar su espacio el Hôtel des Patriotes Hollandais, en la rue des Moulins. Su nombre se puso en honor a la Revolución de las Provincias Unidas (1783-1787). A partir de 1789, aquí se concentró la flor y nata de los exiliados políticos: holandeses, alemanes y polacos se codearon con diputados corsos. Ayudaron a que la Revolución francesa mundializara su imagen y que sus ideales traspasaran fronteras.

Para saber más…

Los revolucionarios holandeses piden ayuda a los franceses

¿Alguien se acuerda de los revolucionarios neerlandeses? Sepa que los franceses se inspiraron mucho en ellos cuando iniciaron la suya propia, en la cual también colaboraron. El cabecilla de los revolucionarios neerlandeses se encontraba exiliado en París desde 1787 tras un intento fallido por derrocar al poder. El 15 de mayo de 1791, pronunció un discurso en el Club de los Jacobinos de París pidiendo la ayuda de los franceses: "esta Francia libre que sabe escuchar las quejas, ahora debe escuchar la apremiante necesidad del pueblo bátavo (...). Los patriotas bátavos conciben una revolución tan gloriosa como la francesa. (…) El honor del pueblo francés es nuestra esperanza. Nunca lo traicionaremos". Los franceses entendieron a su manera este discurso, ya que al instaurarse en 1795 la República Bátava (la primera hija de la República francesa) estuvo siempre sujeta a los intereses del gobierno galo.

Discurso pronunciado el 15 de mayo de 1791 por unos patriotas holandeses en la sociedad de los amigos de la constitución reunidos en París.

El cuartel general de los diputados corsos en París (rue des Moulins n.º 29)

Bonaparte, general del ejército de Italia hacia 1796

En 1789, varios diputados corsos se congregaron en el Hôtel des Patriotes Hollandais situado en la rue Royale-Saint-Roch (hoy rue des Moulins). Pozzo di Borgo, Leonetti y Peraldi consideraron el lugar muy propicio, pues estaba cerca de la salle du Manège. Un joven oficial acusado de insubordinación se alojó aquí cuando llegó a París, en mayo de 1792, para dar explicaciones sobre su conducta. Aquel hombre se llamaba ¡Napoleón Bonaparte!

Una revolucionaria holandesa en París: Etta Palm d'Aelders

Llamamiento a los franceses para le regeneración de sus costumbres y la necesidad de la influencia de las mujeres en la formación de un gobierno libre, 1791

No es muy conocida hoy, pero desempeñó un gran papel durante la Revolución francesa. El 30 de diciembre de 1790, Etta Palm d’Aelders pronunció un discurso delante del Club del Círculo Social (en el Palacio Real) titulado Sobre la injusticia de las Leyes en favor de los Hombres a costa de las Mujeres. Etta Palm pensaba que las mujeres, ante todo, debían ser esposas y madres. A cambio, tenían que recibir más derechos: "que esta santa revolución, que debemos al avance de la filosofía, produzca una segunda revolución en nuestras costumbres" Meses más tarde fundó la Sociedad Patriótica y de Beneficencia de las Amigas de la Verdad: un club político exclusivamente femenino. ¡También trató de que existiera una sucursal de este club en cada barrio de París! Los hombres de Asamblea Nacional no le hicieron mucho caso, aunque sí se dio curso a algunas peticiones, como el derecho al divorcio (1792).

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