Hacia 1792 y en plena revolución, Francia se vio envuelta en una guerra con las monarquías vecinas. La formación de ingenieros se hizo más necesaria que nunca para lograr la victoria. En 1794 se fundó la Escuela Central de Obras Públicas. Al año siguiente pasaría a llamarse la "Escuela Politécnica". El Conservatorio Nacional de Artes y Oficios y las Escuelas Centrales (creados al mismo tiempo) sirvieron de ejemplo a la República para presumir de su contribución al desarrollo de la civilización. La Escuela Politécnica se ubicó al principio en el Palacio Borbón, aunque en 1804 fue trasladada al antiguo colegio de Navarra (en la montaña de Sainte-Geneviève). Poco después, Napoleón la concedió un estatus militar. En 1976 la escuela abandonó el centro de París y se estableció en Palaiseau (en el departamento de Essonne).
El frontón de la puerta principal proclama los objetivos de la escuela: el adelanto científico (bajorrelieve izquierdo) y la formación militar (bajorrelieve derecho). En la parte superior se distinguen cinco medallones que rinden homenaje a varios eruditos y profesores: Legrand, Laplace, Monge, Berthollet y Fourcroy. En el centro, se aprecia una alegoría de la República que buscaba recordar que la nueva sociedad republicana debía fundarse sobre dos pilares: la educación y la investigación científica. El posicionamiento de la escuela fue, por tanto, de todo menos imparcial.