De palacio real a museo nacional (museo del Louvre)
El Louvre llevaba sin utilizarse desde que la corte de Luis XIV se había trasladado a Versalles en 1682. Durante la segunda mitad del siglo XVIII hubo varios intentos por convertirlo en museo, hasta que los revolucionaros lo lograron el 10 de agosto de 1793. Quisieron hacer más accesible el arte y conservar las colecciones y obras importantes. Fue inaugurado el 10 de agosto de 1793 mientras se celebraba la gran Fête de la Réunion. El 10 agosto de 1792, el Muséum Central des Arts abrió las puertas durante toda una semana a cualquier artista que buscara recibir clases. Los domingos, estaba abierto al público.
Localización
ItinerarioPlaza del Carroussel
Sugerencia
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Para saber más…
Henri Reboul, un revolucionario al servicio del patrimonio.
Durante la Revolución francesa (sobre todo entre 1793 y 1794) se destruyeron muchas obras de arte que aludían a Dios o a la monarquía absoluta. Aquella destrucción animó a muchas personas a crear un movimiento por preservar las obras de arte. De esta forma nació el concepto que hoy tenemos de patrimonio. El diputado Henri Reboul propuso en votación la salvaguardia de objetos y muebles de la realeza que sobrevivieron al asalto de las Tullerías el 10 de agosto de 1792. También consiguió proteger el resto de obras pertenecientes a palacios e iglesias que se salvaron de la Revolución. La “gran galería” del Louvre fue utilizada como almacén hasta que en 1793 se convirtió en el Muséum Central des Arts.
Francia: ¿capital mundial del arte?
Cuando se creó el Muséum Central des Arts (hoy Museo del Louvre) los revolucionarios lograron hacer realidad uno de sus proyectos, hacer de París la capital mundial del arte. París concentraría todas las obras de arte de la civilización occidental, como se hizo en la Roma antigua. Aquella política fue interpretada por algunos insurgentes como la excusa perfecta para expoliar cualquier de arte en Francia con el fin de protegerla. Muchos revolucionarios se tomaron la libertad de "tomar prestadas" obras de arte propiedad de contrarrevolucionarios, del clero e incluso de países "liberados" tras su conquista.