Distribuir la riqueza de la Iglesia

La actual tour de Saint-Jacques es lo único que queda de la antigua Iglesia de Saint-Jacques-la-Boucherie. Al igual que ocurrió con el resto de bienes del clero, esta iglesia sufrió la expropiación en 1790. En aquel momento, todo el dinero que no tenían ni el pueblo ni el Estado tenían dinero lo tenía la Iglesia católica. Para los revolucionarios, se trataba de una especie de embargo necesario y procedieron a nacionalizar la propiedad del clero. Cuando no se ofrecía misa en la Iglesia de Saint-Jacques, los habitantes de la sección de los Lombardos (una de las subdivisiones de la ciudad) celebraban sus asambleas generales. Cuando llegó la guerra, el Estado necesitó de nuevo dinero, por lo que la iglesia fue alquilada a un empresario y luego vendida a un constructor. El nuevo propietario utilizó sus piedras como cantera para otras obras, pero conservó la torre. Aquello no fue un gesto de piedad, sino porque destinó la torre a fabricar perdigones. El metal se fundía en lo alto de la torre y caía a una barrica situada en la planta baja. En 1824 se inauguró un mercadillo de ropa de segunda mano donde se situaba la iglesia.

Iglesia de Saint Jacques la Boucherie

Localización

Itinerario

Jardín de la tour Saint-Jacques, en el cruce de las calles Rivoli y Saint-Martin

Sugerencia

El barrio del Hôtel de Ville
El Grand Châtelet, la cárcel del Antiguo Régimen

Para saber más…

La Revolución: ¿una guerra contra la religión?

Demolición de la iglesia de saint-Barthélemy

Durante la Revolución francesa se siguió practicando la religión católica en algunas iglesias parisinas, como la Iglesia de Saint-Jacques. Otras se transformaron en salas de reuniones políticas, graneros e incluso fábricas de algodón y salitre (ingrediente necesario para fabricar pólvora). No se trató de atacar los centros religiosos, sino encontrarles un uso más laico a estos edificios que pertenecían al Estado (y a particulares) desde su expropiación el 2 de noviembre de 1789. En esta imagen, el pintor Antoine Demachy representó la demolición en 1791 de la Iglesia de Saint-Barthélemy situada en Île de la Cité. Nunca se dio uso a esta iglesia, pues nunca se terminó de construir.

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