La estatua de Enrique IV: ¡el rey preferido de los revolucionarios!

Decoración de la estatua de Enrique IV entre dos árboles de la Libertad, Celebración de la Federación, 14 de julio de 1790

La estatua de Enrique IV fue, antes de 1789, un punto de encuentro para los llamados "patriotas", aquellos que luchaban por la libertad. Enrique IV fue un rey con fama de ser moderado en sus propósitos y que además había logrado reconciliar a los franceses tras las guerras religiosas. Enrique IV fue por todos aclamado como el buen rey en el que Luis XVI debía fijarse. La estatua solía adornarse durante las fiestas revolucionarias. Cuando cayó la monarquía el 10 de agosto de 1792, la estatua fue destruida y remplazada por un monumento a las nuevas tablas de los Derechos del Hombre. Para los sans-culottes, ningún rey era lo suficientemente bueno para merecer una estatua. En 1816 se construyó una nueva estatua de Enrique IV en el puente.

Para saber más…

Las manifestaciones de Pont Neuf

En agosto de 1788, un centenar de manifestantes protestó lanzando bombetas y petardos junto a la estatua de Enrique IV. Las reformas emprendidas por Loménie de Brienne que trataban de subyugar la justicia a la autoridad del rey lo pusieron en contra de la juventud parisina y del propio sector de la justicia. Un individuo desconocido ahorcó un muñeco con la cara del ministro principal de Luis XVI en la Place Dauphine y el 29 de agosto, la caseta cuartel que allí había fue incendiada.

Enrique IV: ¿el protector de la Revolución francesa?

Justo delante del pedestal se dispuso en 1792 una mesilla de alistamiento para reclutar voluntarios deseosos de partir a la guerra. La estatua ecuestre del rey se convirtió entonces en el símbolo de la movilización de la patria en pos de la libertad.

Los alistamientos voluntarios en 1792

¡Que no quede nada de la monarquía!

El rey Luis XVI y su familia fueron capturados el 10 de agosto de 1792, lo que comportó irremediablemente la caída de la monarquía. A partir del día siguiente, los revolucionarios más radicales empezaron ya a destruir las estatuas de todos los reyes franceses. Ya no se admitía el culto a la figura de nadie y todo rastro del Antiguo Régimen debía desaparecer de la vía pública. Se retiraron de sus pedestales las estatuas de varios reyes como Enrique IV, Luis XIII (el cual estaba en la actual Plaza de los Vosgos), Luis XIV (en las actuales Place Vendôme y Place des Victoires) y de Luis XVI (en la actual Plaza de la Concordia).

Henri IV en el Pont Neuf, Plaza Real..
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