El último alcalde del Antiguo Régimen
Su nombre no tuvo la fama necesaria para entrado en el capítulo de la cultura general, pero en 1789 todos los parisinos lo conocían. Hablamos de Jacques de Flesselles, preboste de los mercaderes (equivalente a un alcalde de París), quien guardaba además una estrecha relación con el rey. El 14 de julio fue acusado de traicionar a los insurgentes al prometerles armas sin intención alguna de proporcionárselas. Murió decapitado delante del Hôtel de Ville y suscitó los primeros debates sobre la violencia revolucionaria, sobre todo en la Asamblea Nacional.
Localización
ItinerarioCalle de Sévigné nº52
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¿Una víctima de la turba revolucionaria
El 14 de julio de 1789 no solo fue el día de la Toma de la Bastilla, en esa fecha los insurgentes decapitaron a varios hombres: el marqués de Launay (gobernador de la Bastilla) y Jacques de Flesselles (preboste de los mercaderes). Sus cabezas decapitadas fueron un símbolo temprano de las ofuscadas salvajadas que perpetró la turba revolucionaria. Para los revolucionarios, aquella violencia atendió a motivos políticos, pues los objetivos fueron dos poderosos sirvientes del Antiguo Régimen responsables de derramar la sangre de los insurgentes. El primero porque ordenó abrir fuego sobre la multitud y causó más de un centenar de víctimas; el segundo porque se negó a entregar las armas y puso en riesgo al pueblo en caso de haber sufrido una represión. A decir verdad, muchos insurgentes disfrutaron con la muerte de ambas personalidades al verlo como una forma de hacer justicia.