Curtius y Madame Tussaud

Los salones de Curtius, Carlos X y sus ministros

Las figuras de cera estuvieron muy de moda durante la segunda mitad del siglo XVIII. En París muchos mercaderes vendían efigies de celebridades e ilustres de la época. ¡No existía la fotografía! Estas representaciones tenían fama de ser muy fieles a los modelos originales, sobre todo porque se esculpían sobre el mismo rostro de las personas vivas (o fallecidas, como las máscaras funerarias). El taller más famoso de la época fue el de Philippe Mathé-Curtz, conocido como Curtius. Este hombre abrió dos tiendas: una en el Palacio Real y otra aquí, en el Boulevard du Temple. Exhibió los bustos de grandes filósofos como Voltaire o Rousseau y el del famoso revolucionario norteamericano Benjamin Franklin.

Para saber más…

Madame Tussaud en París

Mucho antes de abrir su famoso museo en Londres, Madame Tussaud (Marie Grosholz) aprendió todo sobre el oficio en el taller de cera que Curtius tenía en París. Cuando falleció Curtius, en plena Revolución francesa, ella heredó el museo de cera. Exhibió entonces los rostros de varios revolucionarios como Jacques-René Hébert (periodista) y otros como Jean-Baptiste Carrier (el político responsable de la matanza de la Vendée), Fouquier-Tinville (un procurador del Tribunal Revolucionario de París) ¡y también las cabezas decapitadas de Luis XVI y María Antonieta! En el año 1802, Madame Tussaud y sus figuras de cera pusieron rumbo a Inglaterra. En 1835, abrió la "Cámara de los horrores", en la que presentó al público el lado más sangriento de la Revolución francesa.

Máscara mortuoria de Marat
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