El teatro Montansier (rue Montpensier n.º 38)

El teatro de Beaujolais (fundado por el duque de Orleans) fue recuperado en 1790 por Mademoiselle Montansier, justo un año antes de revocar los privilegios del teatro. Las salas se multiplicaron y aumentó el número de teatros privados, lo que favoreció la competencia. El Théâtre Montansier tuvo que luchar para atraer a su clientela, pero logró imponerse a la competencia por estar situado en el Palacio Real. Siempre estuvo vigilado por las autoridades, pues era considerado un lugar donde se faltaba al decoro. Un comisario de policía lamentó en una ocasión que "el teatro de la ciudadana Montansier (...) estaba lleno de mujeres de la calle, agitadores, ladrones y estafadores". En 1798, el teatro Montansier se convirtió en el Théâtre des Variétés (teatro de Variedades). Hoy día es el Teatro del Palacio Real.

Vestíbulo del teatro Montansier

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La planta baja del vestíbulo de Montansier

Ya nadie se acuerda de "la Montansier", aunque fue una mujer con mucho poder en la época. Abandonó su carrera de actriz para dirigir compañías de teatro gracias a su buen sentido artístico, sus buenos contactos y su gran olfato para los negocios. Construyó un imperio teatral durante la monarquía absoluta y llegó a ser directora de espectáculos en la corte, a punto de conseguir el privilegio general de todas las salas del reino. No resultó sorprendente que los revolucionarios no la tuvieran en buena estima, ya que mantenía una estrecha relación con María Antonieta. En 1789 surgieron unos relatos pornográficos que trataron de menoscabar la imagen de la "gorda" Montansier. Tres años más tarde quiso demostrar su fe en las ideas republicanas y envió a una compañía de teatro a Bélgica cuando fue ocupado por el ejército francés. El teatro fue una herramienta para transmitir los valores republicanos más allá de sus fronteras.

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